Para nosotras las mujeres, los sentimientos, los estados de ánimo y los afectos tienen mucha importancia. En la clasificación de Yin y Yang, los sentimientos son una propiedad del Yin y el pensamiento racional está asociado al Yang. Esto no significa que las mujeres sólo sientan y los hombres sólo piensen. No se trata aquí de plantearnos si poseemos una capacidad de pensar, de lo inteligentes que seamos, de lo sensibles o profundas que seamos, sino de saber en qué lugar nos sentimos mas como en nuestra propia casa.

Así las mujeres nos movemos mas libremente en el ámbito de los sentimientos, de una forma más natural. Admitir y expresar sentimientos, así como percibir los estados de ánimo y los sentimientos de otras personas es un don natural de la Mujer. Yo personalmente, no conozco ninguna mujer que no recibiera el don de la sensibilidad. Sin embargo, en muchas mujeres los sentimientos y la sensibilidad han quedado disociados ó sepultados a causa de vivencias traumáticas, como abusos, malos tratos físicos o emocionales, relaciones en las que se suponían una carga, ó a través de la lucha por la mera subsistencia.

La cuestión es cómo podemos volver a contactar con esta capacidad y cómo podemos aprender a relacionarnos con los sentimientos y la sensibilidad, para que puedan volver a resurgir de forma natural.

Tenemos que analizar qué tipo de relación mantenemos con nuestros sentimientos. Hay ciertas preguntas que nos podemos plantear para comprender nuestro estado actual.

• ¿Cómo es el acceso a mis sentimientos?
• ¿Tengo miedo de mis sentimientos?
• ¿Comparto mis sentimientos, los expreso?
• ¿Escondo mis sentimientos? ¿los oculto?
• ¿Me confunden mis sentimientos?
• ¿Que sentimiento me resulta más cercano?

Examino mi relación con los sentimientos positivos y luego con los sentimientos negativos.

Las mujeres que tienen miedo a admitir su propia fuerza y fortaleza, a menudo se pierden en sentimientos difusos y se estancan en ellos de forma inconsciente; surge de no poder expresar claramente qué y cómo se siente, que es lo que piensa ó que es lo que no se quiere.

Cuando comenzamos a practicar estas artes, Taichi, Chikung, prácticas específicas para la mujer (cultivo interno), desarrollamos un equilibrio en los distintos planos, físico, mental, energético y espiritual. Cuando desarrollas con cierta profundidad tu polaridad femenina, te das cuenta de que es infinita, se desata una fuerza interna suprema que te hace llegar a lugares que jamás habías imaginado.

Buen camino, buena práctica.